martes, 7 de febrero de 2012

El tiburón y las sardinas (3)




También en las ex colonias británicas del norte de América resulto inevitable la guerra entre las clases sociales con intereses antagónicos (esta palabra me encanta). También allí aparecieron terratenientes y las burguesías comerciales de los puertos pretendiendo vincularse al mercado mundial para colocar sus materias primas e importar productos manufacturados. Su proyecto era el de construir economías complementarias litoralenses, monoproductoras y dependientes de las metrópolis y también su proyecto conducía a la balcanizacion.

 Pero en el noreste surgió una burguesía pujante portadora de las nuevas relaciones de producción con el poderío suficiente para convertirse en el eje unificador. Esa burguesía nacional y coherente sostuvo el proteccionismo económico como política dirigida a detener la embestida de la mercancía y el capital extranjero. Mientras los terratenientes del sur solo querían exportar materias primas manteniendo los viejos modos de explotación esclavistas (como vendían al exterior se desinteresaban del mercado interno), en contraposición de  la burguesía del noreste necesitaba  esas materias primas  para elaborarlas y esos esclavos liberados para convertirlos en obreros de sus fabricas y consumidores de sus productos.

 Agitando las banderas humanitarias del antiesclavismo, esa burguesía, enfrento y derroto a los reaccionarios del sur, amigos de los ingleses, adictos al librecambio y partidarios de la secesión. El triunfo del norte sobre el sur significo la incorporación de millones de hombres a los nuevos modos de producción capitalista, amplio el mercado interno, desarrollo las fuerzas productivas y cohesiono a las distintas provincias aniquilando todo intento balcanizador.

 Los triunfadores en Centro y Sudamérica encarnaban los mismos intereses reaccionarios que los derrotados en América del Norte. Por eso, mientras las ex colonias británicas fueron hacia el crecimiento económico, las modernas formas de producción y la cohesión nacional, es decir, a los potentes Estados Unidos de América  del Norte, cuya propria dinámica los convirtió en imperialistas, América Latina quedo condenada al sometimiento y el saqueo económico, a la pervivencia de formas de producción mas atrasadas y a la balcanizacion. Así queda consolidado el tiburón frente a las 20 sardinas, entiendose al tiburón como los EEUU y las sardinas como los veinte mercados raquíticos que devinieron de la balcanizacion. Ahora  la unificación resulta una exigencia insoslayable: "Unidos o Dominados", como diría Juan Domingo Peron.








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